En 2018 estuve en Japón, lo había soñado tantas veces que me parecía estar en otro planeta.
Ando por la estación de metro, por la que pasaban diariamente millones de personas no había ni un sólo papel por el suelo.
Antes de entrar al andén, había empleados de la empresa que gestionaba el metro, muy amables que te daban los buenos días.
El silencio dentro del bullicio, como persona que no estaba acostumbrada se me ocurrió hacer una video-llamada a mi familia desde el vagón del metro y claro, un señor me llamo la atención. No entiendo japonés, pero por su cara y su firme voz, entendí que no se podían hacer llamadas en el metro, aunque tuvieras conexión a internet.
Que vergüenza pase.
Mira.
Otra de las cosas que me parecieron estar en otro planeta, son los coches caja.
¿Coches caja? ¿qué dices?
Son unos coches cuadrados, pequeños, llamativos y a mi me parecían muy bonitos, comentándolo con otras personas, creo que al único que le gustan es a mi.
Investigando averigüé que tienen esa forma porque aprovechan muy bien el espacio, tienen gran capacidad de almacenaje, ocupando el mínimo espacio y esto en Japón se valora mucho.
Son coches asequibles, cumplen con su función, aprovechan las características sociales y urbanísticas de Japón.
¿Qué más se puede pedir?
El japonés lleva en su cultura, el aprovechar al máximo los recursos de lo que dispone, ya que es un país que no posee recursos naturales y con ese punto de partida son potencia mundial.
Con tus finanzas personales pasa exactamente lo mismo, tienes que llevar el control, para que exprimas cada euro al máximo y lo inviertas en vivir el estilo de vida que deseas.
Las finanzas personales son simples, ojo digo simples, no fáciles y además también requieren constancia.
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