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Los retos de ahorro, no sirven para nada.

Te levantas un día, con muy poca energía porque no has dormido nada, sientes que tus días se repiten de la misma manera y tu situación no cambia.

Sólo llevas dos días a dieta.

Ahora, una tarta de queso que antes te daba exactamente igual, serías capaz de hacer el pino puente para conseguirla.

Una pizza congelada de supermercado, te resulta más atractiva que ir a comer a un restaurante 3 estrellas Michelín gratis.

El color verde era tu favorito, pero ahora cada vez te gusta menos.

Todo esto, gracias a la dieta de la alcachofa, a la dieta de la piña, a la dieta de la naranja o cualquier otro nuevo invento que viste por redes sociales.

Seguro que te suena.

¿Cuál es el principal problema de estas dietas?.

Que son muy difíciles de mantener en el tiempo, porque son muy exigentes para conseguir resultados a corto plazo.

Si lo llevamos a terreno de la finanzas personales, pasa exactamente lo mismo.

Lo intentas, aguantas unas semanas y abandonas, y tu cerebro entiende que ahorrar no es para ti, lo que te condena a seguir teniendo problemas económicos.

Te pones todo tipo de excusas para no ahorrar, ahorraré cuando me suban el sueldo, cuando tenga menos gastos, cuando me toque la lotería.

Por eso, quiero evitarte esta frustración y que te desanimes.

La solución es simple (no digo fácil).

Tienes que hacer pequeños cambios, pero que los hagas de forma habitual y sobretodo tener paciencia.

Te propongo una cosa empieza ahorrando una pequeña cantidad, vamos a poner 10 euros al mes.

Lo tienes que hacer en cuanto cobres tu salario.

Puedes usar una hucha (no te compliques).

También puedes no hacer nada y nunca cambiará tu situación.

Entonces, si quieres tomar acción tengo un plan para tí.